2 jun 2011

Momentos intensos en Phnom Penh

Que suerte ser aficionado al fútbol, que suerte ser del Barça y que suerte que este deporte esté tan globalizado. Da igual en que punto del planeta te encuentres que si quieres ver un partido de fútbol, de los importantes, tienes siempre recursos para conseguirlo. Y es que la recta final de la Champions la he podido seguir sin muchas dificultades, aunque poniéndole empeño. Las semifinales de ida las seguí vía comentarios de Internet a las 3h de la mañana en Suzhou, China buscando una red wifi en el exterior del hostel. La semifinal de vuelta conseguí verla por televisión acompañado de un donostiarra y una puertorriqueña en un pub de Hong Kong también a las 2h de la mañana. Para la final lo tuve más fácil, ya que además jugaba el Mancherter United mucho más mediático en Asia. Esta vez junto a Eugenie nos fuimos a verlo a un pub cerca de nuestra guesthouse en Phnom Penh. La cantidad de gente que se reunió para ver el partido superó todas las expectativas de los propietarios. Simpatizantes al 50% de cada equipo pero de infinitas nacionalidades. Los ingleses mayoría, aunque no todos suporters del ManU, seguidos por los propios camboyanos que tanto animaban a un equipo como al otro y después un carrusel de diferentes procedencias, daneses, españoles, australianos, japoneses y hasta algún indio de la India. Total, que fue una noche inolvidable, de esas que recordaré durante años, tanto por el partido como por las circunstancias.

De Phnom Penh

Llegamos a Phnom Penh procedentes de Saigón. La capital camboyana es mucho más tranquila y relajada que su homóloga vietnamita. Muchas menos motos y más tuc tucs, hacen que circular por la ciudad no sea un caos. Nos sorprendió agradablemente el carácter camboyano, son gente sencilla, simpática y muy de la broma. Se toman la vida de una manera positiva sin estresarse, sin enfadarse por nada. Siempre tienen una sonrisa para regalarte, estés comprando, regateando o simplemente rechazando algún servicio o mercadería. No es de extrañar la cantidad de extranjeros que viven en la capital. Expatriados por trabajo o simplemente gente viajera que les gustó el país y se quedaron. De hecho Phnom Penh es ciudad de juerga constante, solo hace falta pasearse por sus calles para ver la cantidad de restaurantes, pubs y discotecas que se encuentran.

De Phnom Penh

Ése es su presente, un país pobre pero feliz en gran parte, con un alto grado de corrupción y con pocas posibilidades de crecer y salir adelante a no ser de la ayuda e inversión extranjera. Pero si miramos atrás, no mucho, unos 30 y pico años atrás, el país sufrió uno de los genocidios y dictaduras más brutales de la historia moderna. Pol Pot y sus secuaces de los Khemeres Rojos impregnaron el país de terror y muerte. Se cuentan más de dos millones de muertes y desaparecidos en 4 años de guerra y represión en nombre de una nueva raza y un nuevo hombre. Millones de personas fueron desplazadas de las ciudades al campo, medio exclavizados y comiendo un solo cuenco de arroz al día. Llevar gafas o saber idiomas era síntoma de estar occidentalizado y por lo tanto causa para ser encarcelado o asesinado al no ser un puro khemer.

De Phnom Penh

Si quedamos impactados visitando el museo de la guerra de Vietnam aquí quedamos horrorizados en lo que fue la "prisión de seguridad S21". En este lugar, como pudimos comprobar tanto en las fotos, explicaciones y en las propias celdas, se torturaron y asesinaron a miles de inocentes. Las instalaciones no han sufrido muchos cambios y realmente llegabas a sentir una cierta incomodidad, repulsión y pena. Al finalizar el paseo por la historia nos sorprendió un gran aguacero que nos hizo permanecer ahí un buen rato más y nos sirvió para acabar de asimilar todo lo que habíamos visto.

De Phnom Penh

Otra visita más agradable fue al Palacio Real y la Silver Pagoda, construcciones que sobrevivieron y dan muestra de un pasado de gran riqueza arquitectónica y una cultura influyente en toda la región del Sudeste Asiático entre el S.IX y el S.XV, la era de Angkor.
De Phnom Penh

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