Una vez en La Paz me decidí a hacer una de las actividades que casi todos los jóvenes extranjeros que pasan por ahí acaban realizando. Esta vez Eugenie decidió no ir, ya que el descenso en bicicleta no es su fuerte. La verdad es que tampoco es el mío pero si que me picaba la curiosidad. El descenso consiste en una bajada de casi 60Km des de los 4000m de altura hasta los 1200m del final. El primer tramo de 20km asfaltado y transitado por coches y camiones no es muy complicado. Ahora, el segundo tramo transcurre por caminos de graba de unos 2-3m de ancho y con unos precipicios de entre 400 y 600m de altura, son de auténtico vértigo. Por suerte para mi el dia que realicé el descenso estaba lloviendo y bien tapado, y por lo tanto no podía apreciar semajantes caídas libres. Le llaman "La carretera de la muerte" entre otras cosas porque desde el 2003 han muerto 18 cicloturistas ávidos de nuevas experiencias. Anteriormente coches y camiones circulaban también por dichos caminos y se contaban por centenares los accidentes. Fue realmente emocionante la experiencia y quizás no la volvería a repetir por lo absurdo del riesgo corrido.
From La Paz |
Al final del descenso en bicicleta visitamos una pequeña reserva de animales gestionada por voluntarios de todas las nacionalidades. Aquí tuve mi segunda experiencia, ésta sin riesgo, pero sí para recordar y repetir. Tuve entre mis brazos a un mono de no sé que especie. Fue una sensación bien rara después de haberme vaciado de adrenalina en la bicicleta tener a un primate que me cogía de la mano, me acompañaba a ver su hábitat y quería que me echara a dormir con él. Me dejó bien descolocado y en cierta forma emocionado.
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From La Paz |
La tercera experiencia en dos días la tuvimos en Potosí. Gracias a los cortes de carreteras, debido a las fuertes lluvias, cambiamos nuestro rumbo: antes de dirigirnos a Uyuni pasamos por la famosa ciudad de las minas de plata, Potosí. Nunca hubiéramos dicho que la visita a una mina nos impresionara tanto.
Nada más empezar la visita, mientras comprábamos unos regalos para los mineros que estaban trabajando en ese momento en la mina, tuvimos un pequeño percance. Los transportistas de la zona estaban en huelga por el aumento de los carburantes y los piquetes nos pincharon dos ruedas del microbús que nos transportaba. Nos retrasó la visita pero no pasó de ahí.
Finalmente llegamos al interior de la mina con todo nuestro equipo, nos adentramos por los túneles construidos hace más de 4 siglos por los españoles. Fuimos avanzando agachados sorteando tubos, piedras y maderas de contención, muchas de ellas partidas. Bajamos del nivel 1 al 3 por un pequeño túnel en dónde tenías que avanzar a gachas y a veces totalmente estirado. Nos faltaba el aire, la temperatura subía hasta los casi 40°C, era realmente asfixiante y nada seguro el lugar.
Es increíble que dejen entrar a turistas a estos sitios, pero fue realmente gratificante comprobar en que circunstancias están trabajando los mineros de Potosí. Cabe recordar que estas minas del Cerro Rico de Potosí se encuentran a mas de 4000m de altura.
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From Potosí |
Pudimos charlar con un par de mineros en una especie de ritual en la que mascábamos hojas de coca, y bebíamos alcohol de 96 grados rebajado con un poco de agua. Trabajan en régimen de cooperativa y a cada uno de ellos se les entrega una zona de trabajo. Lo que saquen de ella es para ellos a cambio de un porcentaje que entregan a la cooperativa. Su jornada de trabajo puede ser de 8h hasta 24h dependiendo de sus necesidades, es un arma de doble filo. Durante todas las horas que pasan en el interior de la mina sólo mascan coca y beben alcohol. Se llegan a meter hasta 300 hojas en una bola que guardan en la boca hasta 4 horas. Ese es todo su sustento. Nuestros regalos consistieron en entregarles una botella de jugo de naranja, una bolsa de hojas de coca y un par de barras de dinamita con mecha incluida. Después que hicieran explotar tres barras de dinamita con el consiguiente susto, pasamos unos 20 minutos charlando con ellos de la cantidad de plata, zinc y estaño que extraen, los precios que les pagan, etc... Hasta de los espíritus de los mineros muertos que vienen a despedirse de su zona de trabajo pudimos conversar. El señor Gutierrez, 38 años trabajando en la mina, había perdido a su hijo hace unos años y tuvo que pedirle a su espíritu que abandonara el lugar y le dejara trabajar en paz.
Tot plegat muy conmovedor y, fue una experiencia de las que recordaremos durante mucho tiempo.
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From Potosí |
Que te toca el mono que te ríes tanto?
ResponderEliminarMuy guais vuestras experiencias un abrazo
Tomas
Hola viajeros
ResponderEliminarVaya el Spike como se lo pasa bomba..jajaja.
Vuestras fotos ..una pasada...geniales..dan ganas de irse de vacaciones.
Besos
Virginie