9 oct 2010

Homeless, Vagabundos, Marginados y demás.

Creo que por mucho que los vea por las calles de la ciudad, ya sea en Europa, Japón, o EEUU, por hablar del "primer mundo", ya que en el llamado tercer mundo, tanto la coyuntura como sus propias características son totalmente diferentes, no me podré llegar nunca a acostumbrar. Por alguna razón desconocida tengo la sensación de que detrás de ellos se oculta alguna injusticia social, sin entrar en casos particulares. Hay muchos tipos de homeless, gente pidiendo caridad, alcohólicos, drogadictos o simplemente gente sin trabajo y sin recursos que han acabado en la calle. Injustamente acabamos poniendo a todos en el mismo saco.

Estos días, paseando largamente y sin prisas por las grandes ciudades de EEUU y Canadá he podido observar la gran cantidad de ellos que vagabundean por las calles o simplemente están en alguna esquina pidiendo "some change?" o "spare your change" agitando generalmente un vaso del McDonalds lleno de monedas, para llamarte la atención por si ni les has mirado.

Dado el tiempo que tenemos ahora, para pararnos y reflexionar sobre estos asuntos y demás, y dada la coincidencia que me estoy leyendo un libro de Paul Auster que describe perfectamente los diferentes tipos de "callejeros" que se encuentran en EEUU, me he decidido a escribir este post. También sobre este mundo y la injusticia social y con tono de revolución calljera acabo de leer una novela muy buena y significativa del colombiano Mario Cabrera, "Buda Blues".

"Dondequiera quiera que mires, allí están, en los barrios buenos como en los malos.
Algunos mendigan con una apariencia de orgullo. Dame ese dinero, parecen decir, y pronto volveré a estar entre vosotros. Otros han renunciado a la esperanza de salir algún día de la marginalidad. Están ahí, despatarrados sobre la acera con un sombrero, una taza o una caja, sin molestarse siquiera a mirar al transeúnte, demasiado derrotados como para dar las gracias a quienes dejan caer una moneda ante ellos. Otros tratan por lo menos de trabajar para ganarse el dinero que les dan: el ciego vendedor de lápices, el que te lava el parabrisas del coche, el que recoge botellas de cristal y latas deshechadas. Otros tienen verdadero talento, y desde músicos callejeros a bailadores de claqué, pasando por dibujantes de tiza en las aceras, puedes llegar a encontrarte con algún genio sin reconocimiento.

Pero los mendigos y los artistas constituyen sólo una pequeña parte de la población vagabunda. Són la aristocracia, la élite de los caídos. Mucho más numerosos son los que no tienen nada que hacer, ningún sitio a dónde ir. Muchos son alcohólicos, pero ese término no hace justicia a la devastación que encarnan. Sacos de desesperación, cubiertos de harapos, las caras magulladas y sangrantes, caminan por las calles arrastrando los pies como si llevaran cadenas. Dormidos en las puertas, tambaleándose entre el tráfico o derrumados en las aceras. Algunos morirán de inanición, otros morirán de frío, otros serán apaleados, quemados o torturados.
Por cada alma perdida en ese infierno, hay varias otras encerradas en la locura, incapaces de salir al mundo que se halla al otro lado de sus cuerpos. Aunque parecen estar ahí, no se puede contar con que estén presentes. Hay quienes hablan solos, quienes mascullan, quienes gritan, quienes maldicen, quienes gimen, quienes se cuentan historias a ellos mismos como si lo hicieran a otra persona." Paul Auster, "La Trilogía de Nueva York"

Desde aquí, mi humilde homenaje y pensando en que la crisis no es la única culpable de esta situación cada vez más multitudinaria, mando un abrazo caluroso a todos los desamparados e intentaré seguir sin acostumbrarme a verles por las calles por muy primer mundo que seamos. Veremos que nos deparan países con muchas más dificultades sociales y muchas menos coberturas.

1 comentario:

  1. está claro que en EEUU están todavía más a la vista y presentes en las calles que en Europa. Hasta parecen ser más numerosos en proporción. Igual lo hacen para los turistas, malditos gringos..

    ResponderEliminar